sábado, 9 de abril de 2016

La emprendeduría social

El concepto de emprendeduría social es un concepto que descubrí a través de un TED Talk en el que un emprendedor explicaba que había invertido mucho en marketing para un empresa cuyo objetivo era social, es decir, mejorar algún aspecto de nuestra sociedad, en lugar de estrictamente económico. El hecho de combinar la eficiencia empresarial con la obtención de mejoras sociales me pareció novedoso, pues existe la idea de que las organizaciones que se centran en atender a los más desfavorecidos, como las ONG, se financian mediante donaciones y/o subsidios y en ningún caso son auto sostenibles.  ¿Es cierto que algunas empresas tienen como objetivo mejorar aspectos de nuestra sociedad y que a la vez son rentables sin tener que recurrir a donaciones y/o a subsidios?. Esto es lo que voy a tratar de responder en este post.

Basaré mi explicación en el estupendo libro Getting Beyond Better: How Social Entrepreneurship Works, escrito por Roger Martin y Sally Osberg. Basándose en los proyectos que han obtenido el premio a la emprendeduría social de la fundación Skoll (http://skoll.org/community/awardees/), los autores han abstraído una serie de principios comunes a esos proyectos de emprendeduría social que recogen en su libro. Definen los proyectos de emprendeduría social como proyectos capaces de modificar un status quo que perjudica a un grupo concreto de personas. Es decir, según su definición, este tipo de proyectos deben abordar los problemas sociales de forma sistémica, teniendo en cuenta todos los actores que intervienen en un ecosistema determinado, pues esta es la única manera de atacar la raíz de un problema social concreto y generar un cambio duradero.

Los autores distinguen entre proveedores de servicios sociales, activistas sociales y emprendedores sociales. Desde su punto de vista, los proveedores de servicios sociales (por ejemplo, un banco de alimentos) mejoran una situación concreta y mitigan el sufrimiento de determinadas personas, sin embargo no atacan la raíz del problema. Un banco de alimentos, por ejemplo, puede proporcionar alimentos a las personas que más lo necesitan, pero las condiciones que llevan a esas personas a su situación de pobreza no cambiarán y, por tanto, el banco de alimentos tendrá que proporcionarles alimentos continuamente. Los activistas, por otro lado, ejercen un tipo de acción indirecta, tratando de convencer a otros (por ejemplo, el gobierno) para que la situación cambie. En último lugar, el emprendedor social ejerce una acción directa combinando características propias de la acción gubernamental y de la acción empresarial para modificar un equilibrio social concreto. Es decir, que ejercen una acción directa y tienen como objetivo un cambio a gran escala.

Los autores, a continuación, establecen cuatro fases en el proceso que lleva a un emprendedor social a modificar el estado de cosas que genera una problemática social concreta. Estas cuatro fases son:

1. Conocimiento del mundo
2. Visión de un estado alternativo
3. Implantación del modelo de cambio
4. Difusión del modelo


La primera fase implica que el emprendedor social conoce en profundidad el ecosistema en el cual se genera la problemática social que quiere solucionar, así como las dinámicas que mantienen el equilibrio injusto y todos los actores que intervienen en el sistema. En muchos casos, este conocimiento se obtiene cuando uno es capaz de navegar entre sentimientos de repugnancia, que impulsan a cambiar las cosas, y de apreciación, que exigen un análisis desapasionado de la situación. Únicamente a través de un conocimiento profundo del sistema que quiere cambiar, podrá el emprendedor social identificar las palancas del cambio que servirán para modificar ese equilibrio social injusto.

La segunda fase se refiere a la visión de un estado alternativo, que también pasará a formar un estado de cosas estable, pero más justo que el anterior. Esta visión sólo será posible si el emprendedor social tiene un conocimiento profundo del sistema que quiere modificar. Esta visión suele ser específica aunque sistémica en su enfoque, y tendrá como beneficiarios a un grupo concreto de personas que no pueden propiciar el cambio por sí mismas, al mismo tiempo que considera el sistema de forma holística. Además, esta visión tendrá que ser adaptable frente a condiciones cambiantes.

La tercera fase es la del diseño y la implantación de un modelo para el cambio. Un modelo es un marco teórico que los emprendedores sociales utilizan para dar forma a su trabajo. Sirve para enlazar la visión del emprendedor de un nuevo estado de cosas con ese nuevo equilibrio más justo. Por lo general, el conjunto de personas que el emprendedor social aspira a ayudar ni tiene el poder político ni la capacidad para financiar iniciativas que generen un cambio. Por ello, los modelos que los emprendedores sociales diseñan tienen que abordar las dinámicas de costes y de valor dentro de un sistema de forma novedosa.

En el mundo de los negocios, la organización que produce un bien o servicio tiene que asumir los costes de su producción, marketing y venta. Y para que un gobierno pueda proveer un servicio social, tiene que pagar por el tiempo, el trabajo y los recursos necesarios. Tanto en los negocios como en el ámbito del gobierno, estos costes se comparan con el retorno que se prevee obtener: en el caso de los negocios, el precio que los consumidores estarán dispuestos a pagar, y en el del gobierno, el valor ofrecido a los ciudadanos en la medida en que estos estén dispuestos a apoyar al gobierno que ofrece el servicio social. Igual que las empresas y los gobiernos, los emprendedores sociales buscan una proposición de valor ganadora, es decir, que el valor generado supere los costes en los que se incurren. En el caso de la emprendeduría social, el valor generado es difícil de medir pues se dirige a un grupo concreto de personas, y no a consumidores que pagan o a la sociedad en su conjunto. Los emprendedores sociales tienen que diseñar modelos de cambio teniendo en cuenta los costes y los beneficios, encontrando mecanismos que conviertan una proposición de valor perdedora en una ganadora. Hay dos formas fundamentales en las que un emprendedor social puede modificar la proposición de valor: pueden generar más valor en el sistema, causando un cambio del mismo si logran aumentar el valor sin que los costes aumenten, o mantener el valor que se produce actualmente en el sistema mientras se reducen los costes.

La última fase tiene que ver con la difusión del modelo, y es esencial para que la transformación del sistema tenga lugar. Una vez que el modelo de cambio se ha probado exitoso, el emprendedor social busca la colaboración del mayor numero de organizaciones y personas para su difusión. Esta colaboración puede buscarse de forma explicita, asociándose con gobiernos, por ejemplo, o puede adoptarse un enfoque de "código abierto" en el que el emprendedor inspira a otros para que éstos adopten su modelo en contextos diferentes.

Desde luego esta lectura ha cambiado la percepción que tenía de lo que es un emprendedor social, y me ha demostrado que no siempre se busca un retorno económico, aunque sí en algunos casos. En la emprendeduría social el retorno para la sociedad tiene prioridad, y se puede conseguir de formas diferentes. En algunos casos, como el de Grameen Bank, los beneficios económicos también son espectaculares.






lunes, 28 de diciembre de 2015

Hola mundo! Bienvenidos a mi blog personal. Este es el lugar donde escribo acerca de cuestiones que me interesan, simplemente porque me interesan.